domingo, 6 de junio de 2010

El problema de las almas gemelas.



Sencillamente creo que, el problema de las llamadas "almas gemelas" radica en que son tan iguales que como los polos de los imanes, se repelen. Pueden tener infinidad de cosas en común, concept0s, ideas, ilusiones, sueños, ambición... y sí, aun siendo "gemelas" pueden tener muchísimas cosas en contra, normalmente ya cosas puntuales, gustos y otras cosas que pueden ser contrarias al pensamiento de uno y otro.

No obstante aunque siempre haya algún tipo de pique, de problema, de mal roce, siempre que uno este triste, deprimido, cabizbajo, se podrá contar con la otra pers0na simplemente por que es parte de ti, una mitad por decirlo de alguna forma... siempre que uno ria reirá el otro, siempre que uno llore le acompañara con su propio llanto alguien que no caminará ni delante ni detrás en ningún momento, irá siempre al lado.

Sé, por que lo sé, que no pasas una buena racha, esas bombillitas azules me lo dicen, no hace falta que lo hagas tú. Y creo que ha quedado demostrado que voy a estar ahí cuando me necesites y cuando no por si acaso.

Por que también se que siempre estaremos igual de locos, o con suerte un poco más
Por que se que lo has pasado mal por mi comportamiento y aun así has aguantado como una campeona.
Por que se que ya no estoy solo (y sabes muy bien por que lo digo) y eso es posiblemente lo mas imp0rtante para mi
Y por que aunque las cosas nos vayan como nos van... siempre estaremos para todo y para nada.

lunes, 3 de mayo de 2010

Lluvia



Me levanto del sillón, estoy cansado de estas paredes y un sonido desde el exterior me llama.

La gente se encierra en sus casas pero yo no.

Desde la calle, veo como el mal tiempo les llama al cobijo de sus hogares, a la calefacción, las mantas, el sofá.

Mal tiempo.

¿Qué es el mal tiempo?

Llueve.

Llueve a cántaros.

¿Es esto mal tiempo?

¿Acaso no sale del agua toda forma de vida?

Me alegra la lluvia.

Sentir cada gota.

Oír como choca contra el suelo.

Ver como fluye por todo.

Es un espectáculo tan común que nadie le presta atención.

Y volvemos a lo mismo de siempre…

¿Por qué casi nunca nos entregamos a los pequeños regalos que nos trae el mundo?

Sentado en el Parque de la España Industrial admiro la grandeza que nos cae del cielo.

El repiqueteo de las gotas contra el lago… las gradas… los árboles… sobre mí mismo…

Decido dejarme llevar.

Me fundo con el agua, siento como resbala por mi cuerpo, por mi cara…

Imagino que soy lluvia también.

Que broto desde dentro de cada ente vivo del mundo.

Que caigo desde las nubes hasta lo más profundo del mundo para volver a alzarme de nuevo en el cielo.

Como me gustaría ser agua en mi totalidad.

Limpiar toda la suciedad del planeta.

Sanear el espíritu de cada ser.

Arrancar sonrisas en vez de apatías.

Me gustaría que la gente viera la lluvia como la veo yo.

Es cierto que es una llamada a la melancolía…

Y que la falta de color sobre nosotros nos atrae hacia la tristeza, pero, ¿Qué sería de nosotros sin lluvia?

El planeta entero sería un desierto hostil, un paisaje desamparador.

¿Y los bosques? ¿Y las selvas? ¿Y los manglares? ¿Qué pasaría con la vida si no existiera la lluvia?

¿Qué pasaría con nosotros?

Si cada verano tenemos sequía en la mayor parte de Andalucía y salta la alarma.

Yo opto por alegrarme cuando llueve.

Por disfrutar de cada momento venga como venga.

Mal tiempo, buen tiempo… ¿Qué importa?

De acuerdo, sí, las lluvias torrenciales, los huracanes, los tsunamis, los terremotos…

Son desastres naturales que se cobran la vida de mucha gente y que dejan en entre dicho nuestra capacidad de dominar el mundo a nuestro antojo.

Pero, ¿quién nos ha dicho que tenemos que hacerlo?

¿Por qué nos hemos puesto la etiqueta de “seres superiores”?

¿Por el uso de la razón quizá?

¿De que nos ha servido poder pensar si nos perdemos las cosas verdaderamente importantes?

Somos unos animales como cualquier otra especie.

Más unidos quizá que el resto de seres del mundo.

Más unidos y más dispersos a la vez.

Luchando unos contra otros por el poder, por territorios, por la supremacía política…

¿Y qué?

De todo lo que consigamos en vida, ¿Qué va a quedar cuando dejemos de existir?

El mundo va a seguir girando y avanzando en el tiempo.

Y volverá a llover.

Y es decisión nuestra el efecto que los agentes climatológicos produzcan en cada uno de nosotros.

Aquí sentado dejo que la melodía del agua me sumerja en un nuevo mundo de sensaciones y sentimientos escondidos bajo las profundidades de mi ser.

Me convierto finalmente en lluvia.

Imagino a donde voy.

Atravieso el sucio lago y me filtro por el sistema de alcantarillado fluyendo veloz hacia el mar.

En eso me han convertido los humanos.

Recuerdo.

En tiempos anteriores, se me veneraba como un regalo de los Dioses.

La gente danzaba por traerme, hacía ritos para persuadirme de que bajara de las alturas y me uniera a ellos, imploraban mi venida pues sabían que podía ser de gran ayuda para sus cultivos y por tanto para su propia subsistencia.

Hubo un pacto.

Yo les ayudaba a mantenerse vivos y ellos simplemente pensaban en mí de vez en cuando.

Pero con el tiempo, los hombres se volvieron avariciosos.

Crearon canales para conducirme por donde debía ir, construyeron estanques y presas para aprisionarme y poco a poco fueron olvidándome.

Rompieron su parte del trato.

Aun así, no soy capaz de acabar con ellos…

No por que no pueda, si no por que aún vive en mi el recuerdo de aquellos tiempos de paz y tranquilidad que nos unían.

Y por que sigue viva la esperanza de que algún ser humano vuelva a sentirme tal y como soy.

Vuelvo.

Ya no soy lluvia.

Vuelvo a ser yo.

Pero como cada vez que disfruto de la lluvia, me noto distinto.

Más lleno de vida.

Levanto la vista hacia las alturas y encuentro un nublado cielo rojizo a causa de la contaminación que llevamos a cabo desde que dejamos de ser animales.

La rabia me entra en el cuerpo con cada gota, pero la borro de mi mente de inmediato.

No vale la pena.

Me tranquilizo.

Siento.

Al fin y al cabo, el tiempo, sigue su curso.

Y volverá a llover.