jueves, 6 de noviembre de 2014

Sigo?

Sigo atrapado entre poemas que no escribo, sueños incumplidos, ensayos que no salen, paredes que no he escalado, novelas que no existen y recorridos por los que nunca fui.

Sigo imaginando que voy contigo a todas partes, sin saber quién eres, ni como, ni cuando, ni por donde.

Sigo sintiendo que te conozco, que llevamos toda una vida de secretos a nuestras espaldas, toda una infancia de juegos, una adolescencia de idas y venidas, de amor y dolor, de no hacernos ni caso, de ser ambos uno y tal vez no te he visto aun.

Sigo intentando escribirte esa canción que nunca pediste y que no paras de pedir, me atasco en el estribillo antes de empezar la primera estrofa y me quedo sin puente al llegar al final.

Sigo recordando momentos contigo que nunca pasaron, en ese tiempo en que fuimos tan felices en el futuro, compartiendo nuestra casa en ese sitio al que aun no hemos ido y que decoramos tan a tu gusto porque soy un manitas para hacer muebles, pero un desastre combinando colores, menos mal que tus gustos son tan diferentes a los míos que son iguales, lo cual facilita que nos compliquemos la vida haciendo las cosas mal, por eso nos sale todo tan bien.

Sigo enmarcando tus fotos desnuda con toda esa ropa, esas que jamás te hice, de aquellos viajes en que perdimos el avión, o el barco y tuvimos que ir andando y no llegamos a salir porque daban malos pronósticos meteorológicos y que acabamos reventados de ir de la montaña a la playa tomando el sol.

Sigo abrazándote por las noches, enredado entre tu pelo moreno, o rubio, o castaño o que se yo, encantado con el calor de tus pies helados.

Sigo contemplando al despertar tus ojos verdes, grises, azules, azabache, marrones que no me han mirado aun.

Sigo preparándonos el desayuno que tanto te gusta porque recuerdo perfectamente que no tengo ni la más mínima idea de cuál es, pero te dejo la mejor parte y yo me como el agujero de un donut de chocolate por si te apetece el resto y disfruto empezando el día contigo, solo, hablando en silencio, empezando el día planificando todo lo que haremos pero no vamos a hacer, vete tú a saber porque, pudiendo hacerlo.

Sigo yendo a currar porque tenemos que ahorrar para irnos de viaje cuando empiece a hacer frio este verano en pleno invierno cuando por el calor y las sequias salgan las primeras flores de otoño y caigan todas las hojas por la llegada de la primavera, a aquel país asiático entre el Atlántico y el Índico, perdiéndonos en las selvas costarricenses, del norte de Canadá, justo entre Nueva Zelanda y Noruega, contento de trabajar para ello sabiendo que al menos el destino lo tenemos muy claro.

Sigo cocinando para dos y comiéndome tu parte.

Sigo temiendo que esta dieta engorde demasiado.

Sigo saliendo a correr contigo cuando hace buen tiempo, cuando llueve, cuando nieva, de noche bien pronto, de día, bien tarde, vas demasiado rápido, no te cansas ni a tiros, te pierdo de vista antes de salir y no te alcanzo, pero...

Sigo corriendo, tras de ti, o quizás delante y por eso no te veo, o quizás salimos cada uno en una dirección y nos estamos alejando, aunque por suerte la isla es pequeña y no creo que nos dé por seguir nadando hasta encontrar tierra, o sí y tal vez nos lleve la corriente a encontrarnos en otra parte tan lejos que estaremos aquí.

Sigo queriendo que nos subamos, sin duda alguna, a ese tren que no para en ninguna estación y que tiene unos billetes extraordinariamente caros que de tan baratos no se venden en ningún sitio, ni a mayores de edad que quieren seguir siendo niños, ni a niños que son casi abuelos.

Sigo intentando encontrarte casualmente por la calle, por las plazas, sabiendo que pasarás justo por el lado que no tengo controlado y que cuando decida dirigir hacia allí mis ojos, te me habrás adelantado y estarás en otra parte a la que me volveré para encontrarte y no estarás, porque eres así, disfrutas sabiendo sin tener ni idea de que estoy esperando tu llegada cuando te vas.

Sigo volviendo a casa, cansado de dar vueltas y me pongo a pensar en el recorrido de mañana, te llamaré por teléfono para avisarte aunque me salga una voz diciendo que tu numero no existe.

Sigo cenando para dos, esto no puede ser sano.

Sigo buscándote, cada día un poco más, cada día un poco menos, cada día con más ganas de volver a tenerte entre mis brazos por primera vez, de volver a escuchar tu risa tan nueva para mi, de que sigamos compartiendo todo lo que nunca hemos compartido.

Sigo buscándote.

Y puede que ese sea el error, tal vez te estoy buscando sin parar y tu me estás buscando en otro lado, pensando en fabricar nuestros momentos, en disfrutar de cada respiro que tengamos para desconectar del mundo haciendo planes locos a sabiendas de que me parecerá genial porque contigo es muy fácil, tal vez estás justo donde estuve ayer pensando que estarías y hemos fallado por un día, tal vez estás en el lugar menos acertado porque acabo de irme, pero por si acaso es el caso, voy a dejar de buscar por un tiempo, si veo que tardas, detén la búsqueda y espera a que llegue, no tardo!