miércoles, 20 de julio de 2011

Miradas ocultas 3 (Los Valores perdidos)


Me doy un poco de cuenta cada día, nos hundimos con nuestro barco irremediablemente. Pero lo hacemos porque queremos.

Todo el mundo anda preocupado por la recesión económica que sufre gran parte del mundo… Personas sin casa, gente sin trabajo, familias sin comida, niños sin educación, políticos recortando a diestra y siniestra (para luego llenar sus propios bolsillos con el fruto de nuestro sudor…), grandes sistemas gigantescos del pasado entrados ya en la más absoluta decadencia, organizaciones con fallos de coordinación y de organización hasta el punto de servir exactamente para lo contrario de lo que se crearon (basta ver las respuestas de los cuerpos de seguridad creados para defender al pueblo, durante las manifestaciones del movimiento 15-M), y un largo etcétera lleno de elementos menores pero de igual importancia.

Muy pocos, sin embargo, se preocupan por la verdadera crisis del planeta, la imparable perdida de valores.

¿Donde quedaron el honor y el respeto?
¿Qué pasó con la integridad y la dignidad?
¿Quién recuerda el significado lealtad o de valor?

En el mundo en que vivimos hoy en día, la mayor parte de la población sólo piensa, como he dicho varias veces ya en este mismo espacio, en alcanzar su nivel máximo de realización a través de entes materiales que le hagan sentirse superiores ante individuos que siguen luchando por conseguir avanzar en la misma linea, a mi modo de ver, errónea, cuando lo que deberíamos estar haciendo es agruparnos y pensar como un único organismo, la manera de volver al verdadero camino.
¿Por qué queremos estar un escalón por encima del resto de personas que nos rodean?

Recuerdo que en las historias que contaban mis abuelos, o sin ir tan lejos, mis padres, a los profesores, se les respetaban, eran la voz a la que había que seguir, porque era la persona que sabía y enseñaba.

Recuerdo como me explicaban que no había mayor honor que el de defender a los tuyos, ayudar al que lo necesitaba, incluso simplemente, mostrando aprecio hacia los demás.

Como la persona integra, que se mantenía siempre fiel a sus principios primordiales y no se dejaba manipular ni doblegar por agentes externos era admirada.

La gente, no cesaba en su empeño de conseguir una vida digna, con mucho esfuerzo y gran sacrificio, consiguiendo grandes éxitos al unir fuerzas.

Recuerdo también historias sobre gente valerosa luchando contra aquellos que hacían abuso de poder ante minorías indefensas, plantando cara y venciendo.

Así como cuentan que tenían gente que querían y ya no están a su lado y a los que estarán siempre agradecidos por todos y cada uno de los momentos que pasaron juntos.

¿Qué tenemos ahora?

Una creciente falta de respeto al maltratar al personal docente, a médicos, parejas independientemente del sexo que sea… pero también al alumnado cuando no impartes las clases de la manera correcta, a pacientes cuando les recetas un medicamento, pero no explicas por que debes tomartelo ni cual es el verdadero problema…

El deshonor en su mayor expresión al vender a compañeros, al robar a los ciudadanos que te han votado, al no escuchar al pueblo…

Gente que por las causas que sean, han dejado de luchar por su causa, se han convertido en rebaño a merced de lo que dicten los de arriba sin preguntarse porque están viviendo así…

Personas que han perdido toda esperanza de mejorar su situación laboral, personal, etcétera, dedicandose como los de arriba a ser llevados por los demás…

Los hay también que ven atrocidades y se callan, que ven a gente en apuros y les dan la espalda, incluso algunos insisten en separarse de los que quieren conseguir cambiar el mundo porque podrían perder parte de su comodidad, por miedo a las represalias…

Hombres y mujeres olvidando a diario a la gente a la que han querido, a las personas que estaban a su lado cuando lo necesitaban…

No me extraña que estemos como estamos…

Lo peor, es ver que en los ojos de los niños, no hay esa chispa que teniamos antaño, esa lucecita que parecía decir “soy capaz de todo”.
Simplemente están ahí y a ellos les basta, pero, ¿Por qué es así?

Hemos dejado de soñar, nos hemos acomodado de tal manera que cualquier cosa que venga es buena o válida.

No vamos a cambiar a nuestros mayores sin valores, porque ya tienen sus principios arraigados en su interior, en una parte tan profunda que la mayoría de nosotros no sabriamos llegar, pero deberiamos intentar recuperarlos e inculcarselos a las nuevas generaciones y que ellos hagan lo propio con las venideras, para lograr tarde o temprano que el mundo vuelva a ser más humano.

Un compañero, me hizo un comentario sobre unas conclusiones de Gilles Lipovetsky en las que decía que la evolución etico-moral del hombre, era cíclica, al contrario que pasaba con la científico-tecnológica, que es lineal.
Pues bien, según como yo veo la evolución, más o menos reciente del mundo, en el tema de los valores, ni es cíclica ni es lineal, más bien se asemeja a un cono invertido en el que cada vez cuentan menos los valores y sentimientos que uno pueda tener, nos estamos deshumanizando, a una velocidad alarmante, en este sentido.

Aun así y para poner un final positivo a esta entrada, debo decir que mucha gente de la que conozco, me demuestra casi a diario poseer una fuerza de carácter y unas ganas de cambio tan grandes, que me hacen pensar en que no estamos del todo perdidos y que podemos salir a flote.