miércoles, 12 de noviembre de 2008

Eternidad en 8-10 segundos...


-Muy alegre os veo mi señor, ¡buenos días!
-¿Alegre decís? Henchido de júbilo, rebosante de felicidad hasta por mis más recónditos rincones…
-¿Y a que se debe esta repentina exaltación de vuestro gozo?
-Pues ni más ni menos a descubrir la eternidad.
-Disculpad, no sé si he entendido bien, ¿decíais?
-La mujer del mar, aquella de la que siempre os hablo, mi preciado discípulo, me hizo descubrirla, incluso pude comprobar que no tiene necesariamente que ser eterna la eternidad, con 8-10 segundos hay más que suficiente para…
-¿Qué la eternidad dura cuanto?
-Pues eso, unos 8-10 segundos…
-Pero no puede ser, ¡la palabra segundos no guarda una relación factible con el concepto de eternidad!
-Si hubierais sido vos quien disfrutara esos 8-10 segundos de felicidad extrema por un “simple” abrazo que habló como sólo habla el corazón… también se os hubiera parado el mundo.
Hubiera dejado de llover donde lloviera, de nevar donde nevara…
Hubieran dejado de batir las alas de un jilguero y aun así este no habría caído…
Hubieran callado los ríos su bramar taciturno, pues su agua se hubiera congelado…
Hubieran dejado de correr y retozar los animales, pues su movimiento se hubiera detenido…
Hubiera parado de consumirse el tiempo y de molestar el maldito ¡tic tac! Al que estamos encadenados de por vida…
Es que francamente… aun perdura la insuperable sensación de ese abrazo… y es eterno por que no voy a olvidarlo de forma alguna…
-Yo sigo sin entender nada, ¿por un triste abrazo?
-Nadie ha dicho triste, no estamos tristes, antes he recalcado la palabra simple sin ánimo de ofender a nadie para evitar precisamente este malentendido… Bueno, a lo que íbamos, el abrazo en sí no fue un abrazo muy diferente a los que me tiene acostumbrado, fueron los sentimientos depositados en él y dedicados a todo el tiempo de silencio que tuvimos, los que salieron a la luz por fin.
-¿Todo el tiempo? ¿8-10 segundos es todo el tiempo?
-¡¡Es que fue una sensación inexplicable!! Sentir el calor de su cuerpo, su respiración, su aroma… por dentro, mi corazón se volvió gelatina, y de haber durado unos segundos más, seguro que convertido en charco me hallabais…
-¿En charco decís?
-En efecto, empiezo a derretirme cuando sé que voy a verla, y me torno como un can que añora a su dueño a medida que se acerca la hora de que este llegue, no puedo evitar ponerme nervioso, pero luego llegan momentos como el de este abrazo en que todo es sosiego, paz, tranquilidad… como Bécquer dijera en su rima XVII, “hoy llega al fondo de mi alma el Sol”…Así me siento yo. Para mí no hay nada igual a lo que sentí ayer, todo increíble, sublime, por fin pude saborear cada instante, traté vivir, que al final fue lo importante… Y ahora solo de ello tengo ganas… Y vos sabéis mejor que nadie que no soy una persona vital realmente, activa sí, que por todos es conocido que no puedo parar de hacer lo que sea que haga en cualquier momento… También sabéis que si así lo hago es para tener mi mente ocupada para no pensar en nada, mas hoy me siento libre y en total harmonía con el mundo…
-Pues yo no entiendo apenas un ápice de lo que estáis diciendo mi señor.
-Eso querido amigo, debéis achacarlo a vuestra divina juventud, ya os llegará el momento en que vos también sintáis algo similar por alguien.
-¿Y empezare a desvariar como hacéis vos hoy?
-Pues me temo que no tengo sino un sí por respuesta, mas esta demencia no es locura, es un desvarío sano que nos da impulso y ritmo para que sigamos el camino de la VIDA.
-Gran lección es la de hoy entonces.
-La lección en sí, no te la puedo demostrar, pero tened paciencia que pronto la viviréis.
-Despídome en pos de tornaros a ver y escuchar en cuanto acabe mis obligaciones, mi señor. Sabéis cuanto disfruto y como me ayudan vuestras dilucidaciones.
-Y a mí me agrada que os sirvan de ayuda. ¡Id! Id en paz y con los ojos del corazón bien abiertos.

1 comentario:

Sr. Román dijo...

Estoy encontrando un rico mundo dentro de usted.